La definición de ciertos roles que tradicionalmente han cumplido las mujeres y hombres amazónicos a lo largo del tiempo, responde a una tradición de división del trabajo. Así, las mujeres poseen el conocimiento exclusivo sobre los ciclos reproductivos, el cuidado de la vida, los procesos relacionados con la horticultura y son dueñas de las semillas.
Por su parte, los hombres son dueños del tabaco, la coca y otras plantas rituales, también manejan la palabra y el pensamiento del grupo, es decir, una serie de relaciones de negociación e intercambio con diversas entidades no humanas. Así, la cacería, la pesca, la horticultura y la procreación son concebidas como la consecuencia de negociaciones exitosas con otros seres del cosmos.
Esta división y la manera como se aborda el género y sus roles específicos en la Amazonía, influye sobre la manera como se construyen identidades individuales y colectivas de los indígenas. Así como la identidad indígena se ha transformado tras décadas de interacción permanente con el mundo “occidental”, la identidad de las mujeres y sus roles han sufrido cambios también. Es claro que ser mujer indígena hoy no es lo mismo que haberlo sido hace unos años, cuando el contacto con el exterior era reducido.
Es por eso que hoy surgen nuevos roles y tareas que involucran a las mujeres indígenas dentro de las sociedades amazónicas. Estos cambios no suponen la pérdida de los principios culturales, sino que deben ser vistos como dinámicas naturales de la vida en sociedad intercultural. Estos son algunos de esos nuevos roles:
Con el propósito de recuperar los conocimientos tradicionales que rigen el territorio, y evitar su desaparición, las mujeres indígenas registran historias ancestrales, prácticas y consejos asociados a la identidad cultural de sus grupos étnicos. Además, transmiten estos conocimientos a las nuevas generaciones y son fuente de apoyo fundamental para el proceso de educación escolar.
Las mujeres investigadoras, guiadas por sus abuelas sabedoras, se han concentrado en los conocimientos relativos a la biodiversidad y la soberanía alimentaria, la cerámica, el cuidado del cuerpo, y en general, al rol de la mujer en el manejo del territorio a partir de sus prácticas y espacios de uso.
Estos procesos investigativos han permitido posicionar los conocimientos femeninos en los espacios políticos y organizativos locales. Si bien siempre ha existido un reconocimiento del papel de la mujer indígena en el mantenimiento del bienestar de sus comunidades, también se ha hecho latente la necesidad de legitimarla como partícipe activa en la toma de decisiones que conciernen el territorio y el bienestar colectivo.
Como respuesta a la creciente necesidad de las mujeres por un espacio de participación dentro de sus territorios, muchas Asociaciones de Autoridades Tradicionales Indígenas (AATI), incluyeron en su estructura organizativa un sector o una coordinación de mujeres que cuenta con una representante o lideresa por comunidad.
Las lideresas indígenas son voceras de las iniciativas y propuestas del sector de las mujeres, socializan la información que viene de las entidades, así como los proyectos y programas que se piensan implementar dentro de sus territorios, para que las mujeres de la zona los conozcan y puedan tomar decisiones informadas. Ellas también apoyan y coordinan a las mujeres de sus comunidades para que fortalezcan su participación en el gobierno y saquen adelante sus iniciativas.
Adicionalmente, quienes cuentan con más experiencia le enseñan a las jóvenes sobre la importancia de su proceso y del papel de la mujer en el cuidado del territorio, participan en espacios de fortalecimiento de capacidades de liderazgo y promueven roles de liderazgo en sus compañeras.
Durante las epocas de colonización, los pueblos indígenas designaron a una persona de su comunidad para que entablara diálogos con los agentes externos. La elección de este designado o capitán se definía por herencia, es decir, era el hijo hombre del Payé. Ahora bien, el rol de capitana es contemporáneo porque deriva de la posibilidad de elegir democráticamente quiénes son los líderes, dinámica que surgió hasta hace menos de veinte años.
A raíz de esto, las mujeres han asumido roles importantes dentro de los gobiernos propios. Uno de los casos más conocidos, por su aparición en el documental El Sendero de la Anaconda, es el de Sonia Macuna, capitana del Pirá. Este rol en partícular ha conjugado lo tradicional y lo contemporáneo, ya que las mujeres han sido elegidas por su buen desempeño en el rol tradicional de maloqueras, y teniendo en cuenta que ellas son mujeres administradoras de la casa común y de sus recursos.
Cabe decir que el rol de capitana es prueba de las transformaciones de estas colectividades indígenas y del papel que cumplen las mujeres en ellas, también es muestra de cómo la cultura se transforma en función de las realidades sociales y de cómo es posible relacionar lo contemporáneo sin perder lo tradicional.