Para la cosmogonía indígena amazónica, uno de los principios básicos para el manejo del territorio es la reciprocidad. Para lograr el equilibrio y armonía, es necesario negociar con los seres sobrenaturales, un acto de intercambio en el que todo lo que ofrecen será compensado en igualdad de condiciones. Las plantas sagradas son fundamentales para interconectarse y negociar con los seres espirituales, sus elementos son fuente de energía especial para el manejo chamanístico y sin ellas no fluiría la comunicación.
La coca es, sin duda, una de las más importantes pues representa el pensamiento mismo, es esencial para la continuidad del conocimiento tradicional y está presente en las historias de origen y en la vida diaria. Con ella se elabora el mambe que se ofrece a los dueños cuando se pide permiso, se hace intercambio o curación.
El consumo de la hoja de coca es parte esencial de la vida del chamán y de los indígenas. La coca transformada en mambe es uno de los productos de la chagra que nunca puede faltar.
El tabaco es una planta entregada a los pueblos indígenas amazónicos desde el origen, y se usa para hacer curaciones, para tener sabiduría y mayor atención en la cotidianidad. Según la tradición, el tabaco se siembra alrededor de la maloca y en la chagra. Los sabedores tradicionales ofrecen mambe y tabaco a la gente, y también a los dueños de los sitios sagrados para vivir en tranquilidad, armonía, y evitar enfermedades en la comunidad.
Existen dos clases principales de tabaco: el tabaco para fumar y el tabaco para soplar. El primero se utiliza para hacer el famoso chimbombo, un tabaco largo y grueso que produce humo azul (a diferencia de los cigarrillos que producen humo gris), utilizado para la comunicación con los seres de otros mundos. Por su parte, el tabaco en polvo es utilizado cotidianamente por el chamán, quien posee su propio soplador de tabaco y su caracol de río lleno de rapé, mientras que para usos ceremoniales utiliza un soplador de hueso de garza.
A diferencia de la coca y el tabaco, que son consideradas plantas masculinas, manipuladas únicamente por hombres, la yuca fue traída de otros mundos y entregada desde el origen por los abuelos. Es una planta sagrada que representa a la mujer, es base de la dieta alimentaria en la Amazonía y protagonista de las chagras amazónicas.
El ají es otra de las semillas principales para la protección de la mujer. Se siembra en la chagra y cerca de las casas, y se usa como condimento de la cacería, para las curaciones, para aspirar por la nariz o para untarse en el cuerpo, especialmente después de rituales para purificar. Esta es una planta asociada con la fuerza, por lo que es parte importante de la dieta cotidiana de hombres y mujeres.
Así como el ají, hay otras plantas que se aplican sobre el cuerpo para purificar, proteger o embellecer. Este es el caso del carayurú, una pintura de color rojo que se lleva en la cara y el cuerpo como protección cuando las mujeres van cada día a la chagra, también durante una fiesta tradicional y para hacer prevenciones ante cualquier tipo de enfermedades. En algunas comunidades de la Amazonía es el maquillaje de la mujer indígena.
Otra de las tinturas de uso ritual es el we’e, que se usa para purificar y proteger el cuerpo de quien lo lleva. Esta planta da fuerza y poderes a los tradicionales para el manejo del mundo, según las curaciones y prevenciones a realizar en cada época. Hombres y mujeres se untan la tintura de las hojas de we’e en manos y pies para que los rituales transcurran en total orden y armonía.