Para los pueblos indígenas que viven de la tierra, las necesidades básicas son suplidas por el entorno y los excedentes que se obtienen de él. Las actividades asociadas a la alimentación van más allá de la transformación del alimento, incluyen un entramado de prácticas, saberes y relaciones con seres no humanos como las plantas, animales, minerales, así como con los dueños espirituales del territorio. Es por esta razón que cuando nos referimos a los sistemas alimentarios de los pueblos indígenas amazónicos, debemos tener en cuenta esas interrelaciones o sistemas de uso de la biodiversidad.
Los sistemas alimentarios de los pueblos indígenas amazónicos se caracterizan por ser heterogéneos y complejos, ya que comprenden diferentes medios y formas de obtención del alimento como lo son la caza, la pesca, la recolección y la horticultura. Todas ellas comparten el rasgo común de que se llevan a cabo respetando y conservando la naturaleza.
El Calendario ecológico
Como bien sabemos, los pueblos indígenas son los mejores guardianes de la selva, no por conservarla prístina e intocable, sino por establecer con ella una relación armónica y dinámica que permita el desarrollo de sus ciclos naturales. El paisaje selvático se comprende entonces como un socioecosistema dinámico de cultivos, áreas de rastrojo o barbecho, zonas de caza, sitios sagrados, bosques primarios y secundarios, zonas de pesca, huertos en comunidad, que son en sí un sistema integrado.
Para relacionarse con ese sistema, los pueblos indígenas han trabajado en la elaboración de mapas y calendarios ecológicos con el objetivo de generar una aproximación cartográfica y cultural de sus territorios, haciendo visibles las dinámicas de sus ecosistemas y la diversidad biocultural. Los calendarios han sido parte del conocimiento de los pueblos indígenas sobre los cambios ecológicos, las épocas y las sub-épocas del ciclo anual, y las prácticas culturales asociadas a cada época. Adicionalmente, este les permite registrar las variaciones de la oferta alimentaria de cada ciclo estacional, las enfermedades, los bailes rituales y las ceremonias de prevención asociados a cada época.
La memoria y la familia
La relación interdependiente entre memoria, producción y nutrición es el fundamento de los sistemas alimentarios, ya que, por un lado, la memoria conecta al sujeto con el colectivo del que hace parte, pues todo lo que sabe sobre recolección, caza, pesca, y producción del alimento cultivado es heredado. Así mismo, esa memoria se construye y alimenta en el hacer del día a día, y en el retorno constante a las historias de origen, de donde surgen las pautas para el manejo de dicho sistema.
Las prácticas relacionadas con la alimentación de los pueblos indígenas amazónicos se basan en el sistema de parentesco e intercambio matrimonial, como red compuesta por diferentes grupos étnicos, lo cual posibilita el intercambio de semillas y técnicas para la producción de alimento cultivado o la preparación de recetas. Es por esta razón que la manera de producción del alimento es vista como una relación de consanguinidad entre la mujer chagrera y las semillas, de alianza entre el cazador y su presa o entre el pescador y su pesca, y de filiación entre el territorio y el grupo étnico.
Es por esta razón que la defensa de la soberanía alimentaria implica preservar, fortalecer y transmitir el conocimiento sobre el manejo de los sistemas alimentarios, es decir, el conocimiento sobre las relaciones con los demás seres del mundo, las prácticas adecuadas en el manejo de los cultivos, el procesamiento de los alimentos, la conservación y trasmisión de semillas propias de cada grupo, el intercambio entre familias y entre comunidades, entre otras. En ese sentido, el alimento para los pueblos amazónicos es identidad y por ello debe garantizarse en abundancia, intercambiarse y conocerse.